
Se trata del robot seguidor de líneas velocistas más rápido de Chile desarrollado íntegramente por universitarios de las Universidades Técnica Federico Santa María y Católica de Chile, y que representó a Sudamérica en la competencia de robótica autómata más importante del mundo All Japan Micromouse Contest 2016 (Universidad de Meisei, Tokio) entre el 18 y 20 de noviembre.
Los estudiantes Andrés Bercovich (Ingeniería Civil Mecánica USM), Cristián Hewstone (Major en Ingeniería Mecánica UC) y Eugenio Herrera (Major en Computación UC) han adaptado el modelo inicial del robot “Lamborghino” (2013) con mejoras en su configuración mecánica, en la capacidad de procesamiento de datos, de optimización de velocidades y algoritmos de lectura; que los llevaron a las versiones “Viscacha” (2015) que medía menos de diez centímetros y corría sobre la pista más de 50 veces el tamaño de su cuerpo en un segundo —cinco metros por segundo—; y “Nova” (2016) que reemplazó su procesador y con ello aumentó exponencialmente la velocidad y precisión de los datos obtenidos igualando su desarrollo científico-tecnológico a estándares internacionales.
“Lamborghino estaba superado electrónicamente hablando —afirma Andrés— por eso formamos un equipo con la UC. Este robot no es sólo un seguidor de líneas, sino que va más allá, es toda una institución. Esta unión entre universidades, y de especialidades diferentes de la ingeniería, ha permitido potenciar el conocimiento”.
“Con Eugenio nos sumamos a este proyecto sabiendo que, desde nuestras especialidades, podíamos llevar a Lamborghino a su máximo nivel. Desde los algoritmos que están detrás de cada movimiento que ejecuta el robot hasta los materiales que mejoran su aerodinámica”, dice Cristián. El trabajo colaborativo entre los estudiantes de ambas universidades, permitió agilizar los procesos de diseño y ensayos del modelo, enriqueciendo el producto final.
El proyecto The Clover 2030 ha apoyado la participación de los jóvenes en la competencia por su valioso aporte a la transferencia tecnológica y a la generación de redes internacionales. Participar por segunda vez de esta importante competencia internacional, le valió al equipo en esta ocasión el reconocimiento del embajador de Chile en Japón, Patricio Torres, quien se reunió con los jóvenes para manifestarles su interés por impulsar más iniciativas científico-tecnológicas como éstas y replicarlas en Latinoamérica.
Cristián, Eugenio y Andrés sostienen que si bien la evolución que ha tenido el robot ha sido notable, aún queda trabajo por hacer. Tienen la idea de regresar de Japón y abocarse por completo a mejorar el modelo y refinar detalles, pero esta vez con un desafío mayor: la fabricación de estos vehículos autónomos a escala humana. “A nuestro regreso —añade Eugenio— el equipo necesitará de más estudiantes que nos ayuden a diversificar nuestros puntos de vista y añadan valor a Lamborghino. Somos conscientes de que la interdisciplina nos lleva a mejores resultados”.
RESULTADOS COMPETENCIA
Los estudiantes chilenos lograron el lugar nº 57 de la competencia (de más de 120 posiciones), con una marca de 00:14,123 segundos en un circuito de 13 metros, dejando atrás a competidores de importantes instituciones asiáticas y americanas. “Independiente del resultado final, esta instancia se trata de reunirnos e intercambiar experiencias con jóvenes de todo el mundo que se apasionan con lo mismo que nosotros”, afirma Cristián y agrega: “Terminamos la carrera y eso fue muy significativo, hubo muchos que no pudieron hacerlo. Era difícil y nuestro Lamborghino anduvo perfecto y muy fluido”.

El origen
En 2014, estudiantes de Ingeniería Mecánica de la USM, decidieron desarrollar Lamborghino: un robot seguidor de líneas velocistas, basado en los prototipos utilizados en las competencias de mayor nivel. El ejemplar se presentó en la competencia de robótica organizada por el Centro de Robótica de la USM, obteniendo el primer lugar en la categoría velocidad.
El desafío de mejorar la primera versión del robot, se expresó en su segundo modelo: Viscacha. De este modo, en 2015, el prototipo logró superar sus límites físicos debido a la integración de un circuito electrónico de doble capa —0,6 mm de espesor— que lo hacía más pequeño y liviano, reduciendo su inercia y ayudando a tomar las curvas con mayor velocidad en comparación a su predecesor. Además contaba con una transmisión 4×4 para aumentar la adherencia y reducir la pérdida de fuerza generada por el roce con el pivote.
El modelo fue presentado y puesto a prueba en la All Japan Micromouse Contest de ese año, validando tecnológicamente el desarrollo chileno y posicionándolo como el robot autómata más rápido de Sudamérica. “Ir a Japón fue algo que nos puso en perspectiva. Pasamos de ser los mejores de Sudamérica a pasar a ser del promedio en Japón. La experiencia nos sirvió para aprender nuevas cosas, por ejemplo sobre Pathfinder, la utilización del acelerómetro, procesadores y prestaciones mecánicas. Lo mejor de haber estado allá es que ahora somos parte de la comunidad de desarrolladores de vehículos eléctricos autónomos”, dice Andrés. Sobre la nueva versión, Nova, Andrés señala: “La diferencia más radical son los motores, en este momento tenemos los mismos motores que el campeón mundial, dos Faulhaber 1331006SR con Encoder IE2-400. Además cambiamos el procesador de 16 a 32 bits, aumentando la capacidad de procesamiento y mejorando la velocidad y precisión de los datos. Además Lamborghino Nova tiene más de mil líneas de código y cuatro nuevas ruedas 4×4”.